viernes, 8 de mayo de 2015

Darme por vencida.

Por mucho que siga sufriendo y castigándome con la soledad, en el fondo sé muy bien, que nada de lo que éramos ÉL y yo, no volverá a ser lo mismo. Aquella confianza, aquellos sentimientos...
Aunque no lo quiera reconocer en voz alta, en mi interior sabía que así terminaría todo entre los dos. Y eso es de lo que más temía en el mundo. Y aunque lo supiese desde que lo conocí, no fui capaz de evitarlo.
Después de tantas horas hablando sin parar, sin cansarse de tantas noches sin dormir tan solo porque no podíamos dejar de hablar y por no separarnos ni tan solo por un minuto. Y todas aquellas mañanas que lo primero que hacíamos era volver a saludarnos, volver a conecta. Ahora no ha quedado ni rastro de aquellos momentos. Aunque supiese que llegarán estos días, no me imaginaba que iba a ser tan pronto. O más bien, deseaba que todo se prolongase cuanto más, mejor. Para poder disfrutar de su presencia. De su atención, que tanto hecho de menos ahora mismo.
En la vida de un humano hay una serie de despedidas que te marcan. Y esa es una de ellas, una más que por mucho que no quiera aceptar, tendré que darme por vencida y seguir sin esperar su regreso.
Aunque digan que el tiempo lo cura todo, eso no me alivia el dolor que siento por haberte perdido. Sé que el vacío que dejas con tu partida, siempre se quedará, aunque intente llenarlo con otros seres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario